null: nullpx
Christian Bale

Exodus: Dioses y Reyes [Crítica]

Publicado 8 Dic 2014 – 01:40 PM EST | Actualizado 26 Mar 2018 – 10:34 AM EDT
Comparte

A pesar de su estreno en Estados Unidos el próximo 12 de diciembre, Exodus: Gods and Kings, la última épica de Ridley Scott sobre la historia de Moisés, fue estrenada en varios países de Latinoamérica y en España esta semana.

Es una ocasión perfecta para comentar una de las películas más esperadas de la temporada y cuyo resultado, sin embargo, dista algo de lo esperado en un realizador como el de Gladiator. Ahí va mi crítica de Exodus: Dioses y Reyes.

Un año épico

2014 se presentaba como un gran año para la épica: comenzamos con Pompeya, continuamos con 300: El Origen de un Imperio y Noé y, finalmente, despedimos el año con una de las cintas más esperadas del género, Exodus, dirigida por el genio de Ridley Scott y protagonizada por un atractivo elenco formado por Christian Bale y Joel Edgerton en los papeles de Moisés y Ramsés respectivamente, seguidos de Sigourney Weaver, Ben Kingsley, Aaron Paul, la española María Valverde y John Turturro.

La cinta, rodada a lo largo de 2013 en Almería, la isla canaria de Fuerteventura, y los estudios Pinewood supone una nueva revisita al pasaje bíblico del “Éxodo” ya adaptado anteriormente en Los Diez Mandamientos, con Charlton Heston, o la animada El Príncipe de Egipto.

En este caso, el toque Gladiator no falta en la película, con un Moisés integrado en la sociedad egipcia como general hasta ser condenado al exilio. Nueve años después, y tras una famosa revelación, volverá para pedirle a su hermano Ramsés la liberación de 600 mil esclavos.

Exodus es una película que, desde su comienzo, y quizás también influenciados por ciertos prejuicios, nos recuerda inevitablemente a las anteriores (y logradas) adaptaciones, por lo que los fallos son más localizables y los ligeros cambios de guión se nos antojan algo forzados. Como envoltorio, los escenarios y los logrados efectos especiales nos ofrecen un espectáculo para los sentidos.

Un espectáculo sin alma

¡Atención, spoilers!

Para explicar la diferencia entre Moisés y Ramses, el detonante principal de la película, es necesaria una buena base narrativa que lance la premisa de la película: cómo llego Moisés a través del Nilo, quién es su madre y cómo fue criado en Palacio. A cambio nos encontramos un origen ausente que nos conduce a cierto momento en el que no sabemos quien es la madre, el padre, ni tampoco cómo la hermana de Moisés, Miriam, entra en acción.

Este es uno de los agujeros en el guión que nos desconciertan, por no hablar de ese niño que ejerce como metáfora de Dios y que, más que emoción y respeto, nos  infunde el  miedo de La Profecía, o una separación de las aguas del Mar Rojo mal enfocada (queríamos ver un mar dividido por Moisés, no de bajas mareas).

El apartado interpretativo es otro de los puntos desaprovechados de la película, exceptuando a Edgerton, quien defiende su papel de un Ramsés que trasciende del desinterés por su imperio a la peor de las tiranías.

Sin embargo, actores de la talla de Sigourney Weaver, Ben Kingsley o Aaron Paul intentan defender unos personajes planos, anecdóticos y sin apenas diálogo. Por no hablar del rigor histórico de introducir actores demasiado "anglosajones" en tan singular historia. ¿Podían elegir a alguien más occidental que Weaver para el papel de exótica faraona?

Estos son dos de los aspectos negativos que restan calidad a una película con buenas intenciones, de un apartado visual impecable y momentos realmente conseguidos como el episodio de las plagas (esas aguas rojas salpicadas de cocodrilos o la invasión de las ranas), una ambientación muy lograda o las interpretaciones de Edgerton y Bale quien, a pesar de no abandonar los gestos de Bruce Wayne, siempre cumple en películas fastuosas.

En pocas palabras, un espectáculo eclipsado por unas ambiciones visuales que le restan emoción y cierta coherencia. 

Exodus: Dioses y Reyes es una película que gustará a los amantes de la épica,  pero no a quienes busquen una cinta emocionante y coherente en ciertos aspectos perfectamente resueltos en anteriores adaptaciones. No obstante, no queremos condenar una cinta que cumple como film palomitero para vislumbrar en estas fechas navideñas y cuyo visionado sería recomendable de disfrutar sin impulsivos prejuicios o comparaciones para los que ya habrá tiempo.

Por último, esperamos que la cinta guste al fallecido hermano de Ridley, Tony Scott, a quien la cinta está dedicada.

¿Tú también has visto Exodus? ¿Qué te ha parecido?

Comparte
RELACIONADOS:ViX.