Sin embargo, un espectáculo aparte fue el que se vivió con Cristiano Ronaldo y no precisamente por lo que hizo en la cancha, donde se encargó de poner el empate 2-2 en la pizarra, mismo que obligó al alargue y los posteriores penales donde los lusos saldrían vencedores.
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Una vez que salió de cambio a los 88 minutos de juego, CR7 no dejó de llamar la atención desde la banca, donde se le notaba inquieto, nervioso, angustiado y seguramente con ganas de regresar a la cancha para volver a comandar a sus compañeros y ayudarlos a sacar la victoria.
En la instancia de los penales fue su máximo nivel de "terror", ya que incluso se le captó intentando no ver cuando alguno de sus compañeros se paraba frente al manchón penal tal vez a manera de cábala o muy probablemente para evitar sufrir de más.
Finalmente cayó el gol vía penal de Rúben Neves, el quinto de Portugal desde los once pasos que los decretaba campeones de la UEFA Nations League y el grito de euforia de Cristiano Ronaldo no se hizo esperar, para momentos más tarde unirse a los festejos con sus compañeros.
Pero el sentimiento traicionó al Comandante, entre un festejo y otro, las lágrimas de emoción brotaron de uno de los mejores jugadores de la historia, un jugador que a pesar de su magia y profesionalismo en la cancha, sabe que, a sus 40 años, el fin de su participación con la casaca de su selección está muy cerca.
